La navidad sin duda es la
tradición del mundo moderno más celebrada. Todo un mes cuando se mezcla la
magia para vender y la capacidad de comprar. El mes más alegre para los niños. Cuando
empiezan las vacaciones escolares, las familias se reúnen, reencuentran y
viajan. Donde, los niños no siembran sino arman sus árboles navideños, esperan
a Papá Noel, esperan sus regalos. Pero, ¿realmente sabemos el por qué
celebramos la navidad?. Seguramente usted celebra el nacimiento del niño Jesús,
no siempre fue así.
En principio que en ninguna parte
de la biblia dice que debemos celebrar navidad. En ninguna parte de las páginas
de las escrituras hay un ejemplo que mantuviera esa tradición. Nunca fue
celebrada por los creyentes en el tiempo de Jesús hasta después del
año 300 DC.
La palabra «Navidad» viene
del latín «Nativitate», que significa: Nacimiento de la vida para ti. Que
en verdad es el nacimiento del dios sol Tammuz, los Babilónicos celebraban el 25
de diciembre. En el año 440 de nuestra era, se escogió el 25 de diciembre como
fecha de la celebración del nacimiento de Jesús, en esa fecha los romanos
celebraban la fiesta del Natalis Solis Invicti (la festividad del Sol Naciente
Invencible) y luego la Iglesia Católica la adoptaron al calendario gregoriano
haciéndolo coincidir con la celebración del nacimiento de Jesús. Esta fecha la
usaban para ocultar la fiesta pagana al dios sol haciéndolo pasar por una
fiesta cristiana.
Así que no hay porque quejarse si
la fe nos falta en estas fechas. Sí, nuestras tentaciones desmedidas nos ganan
y accedemos a comprar y gastar dinero en lo que nos plazca. Sino vamos a la
iglesia y preferimos salir como grandes bandadas de juerga, haciendo uso de la
libertad para gozar de los placeres de la vida.
Además, la vida navideña en la
ciudad de clase media contagia y arremete. Pues, está llena de tiendas con
ofertas, trineos que no vuelan y que cobran duro, vendedores de un sin número
de artilugios y curiosidades. Con muchos Papá Noel de falsa barba y mamá Noel
de diminutas prendas rojas que son la mejor imagen publicitaria del mes para
insinuarnos a celebrar comprando. Con plazas e iglesias abarrotadas de gente.
Con fiestas en el nido, jardín, colegio, trabajo, en el barrio y en la casa.
Con amigos secretos no tan secretos para intercambiar regalos. Calles y casas
adornadas con árboles sintéticos y nacimientos made in China, todo claro con luces
multicolores, orgullo de la gente. No hay manera.
Para los pobladores de un barrio
o comunidad alejada y pobre, la navidad no cuenta como una celebración
importante. La celebración de la navidad es un lujo. Un niño pobre alimenta sus
ilusiones y sueños gracias a la magia comercial de la navidad. En la comunidad,
no hay fiestas. Si hay suerte, la familia se reúne sino una llamada de celular
es suficiente para hablar con la hermana mayor que trabaja lejos, con el papá
que trabaja de día y noche. Ni que hablar del pavo navideño, si creció y se
hizo adulto con suerte se vendió a buen precio para comprar los útiles
escolares del siguiente año.
Es inminente, la navidad nos ilusiona,
envuelve y a veces aplasta. Es una tradición que a todos llega de diferentes
maneras.
Que pasen una Feliz Navidad.
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