LOS CORRUPTOS, ¡FUERA DE LA CÁRCEL!

Por: Marco Antonio Saldaña H.

El Presidente García Pérez llamó ratas cuando surgió el problema de los Petroaudios. Desde entonces Rómulo León Alegría fue bautizado con el apelativo de “ratón”. El efecto político de este hallazgo fue la caída del primer gabinete ministerial encabezado por Jorge Del Castillo. Sin embargo, la ciudadanía poco creyó que el rechazo enérgico del Presidente y los voceros del APRA pudieran ser sinceros.

Entonces entró Yahude Simon como una promesa para oxigenar a un régimen que había caído en el descrédito y salvar la gobernabilidad del país. El flamante Premier, entonces, surgía como el abanderado para luchar contra la corrupción. Tal postura la planteó en el congreso como línea matriz de su gestión.

Luego vinieron los sucesos de Bagua. No prosperó la interpelación, aunque debió ocurrir. La disciplina por un lado y por otro el endose de votos de un grupo parlamentario que no sabemos a quiénes representan, salvaron la censura. Y desde luego convierte a un gobierno arrogante en victorioso. Lo que refuerza el argumento de que el descontento social corresponde a una minoría manipulada, a la intromisión extranjera y a extremistas de izquierda.

Y cuando todo el Perú estaba entretenido en conocer a los asesinos de la folclorista Alicia Delgado y cuando el Premier Simon se restablecía de la interpelación, la noticia de la excarcelación de Rómulo León Alegría nos sorprende a todos. Y esta vez tampoco creemos que el gobierno no tuvo injerencia en tal decisión. 

La corrupción generalizada e institucionalizada ha hecho mucho daño al Perú – y lo sigue haciendo -, ha mellado la fe y la confianza de todos los peruanos. Hechos tan evidentes y con pruebas fehacientes como el caso del Sr. León Alegría no pueden ser fácilmente resueltos. Claro, se trata del compañero, del papá de la compañera…sí, pues…pobrecito, no puede estar privado de su libertad. ¿Y el compromiso de luchar frontalmente contra la corrupción?, un saludo a la bandera. Así no limpiarán lo ocurrido entre 1985 y 1990.

Si mañana sale el pueblo peruano a protestar, pidiendo severidad contra los corruptos dirán que es una minoría, aunque cubran 10 cuadras y las plazas se colmen de multitud. Dirán que son extranjeros, antisistemas, demagogos y estatistas. No, Señor Presidente, son las acciones de tu gobierno que alimentan el descontento social y se trata de la inmensa mayoría que reclama atención, respecto y consideración.