Por: Marco Saldaña *
En 1992 se conmemoró 100 años del
nacimiento de César Vallejo, en ese
mismo año se celebró también 500 años del encuentro de dos mundos, a razón de
que en 1492 se produce el descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Dos
acontecimientos que, para comprenderlos, requerían la lectura de textos referidos a tales efemérides.
Comencé a entrar en las obras de Vallejo y logro encontrar al ser humano comprometido con los problemas de la sociedad, el destino del hombre y el apego por la familia y sus costumbres. De modo que había descubierto en él no solo al poeta que escribe versos con una finalidad estética, sino al ser humano como paradigma que nos sitúa en una realidad y nos ayuda a comprenderla.
Comencé a entrar en las obras de Vallejo y logro encontrar al ser humano comprometido con los problemas de la sociedad, el destino del hombre y el apego por la familia y sus costumbres. De modo que había descubierto en él no solo al poeta que escribe versos con una finalidad estética, sino al ser humano como paradigma que nos sitúa en una realidad y nos ayuda a comprenderla.
Al celebrar 81 años de su muerte
(15 de abril), quiero rendirle tributo rememorando sus textos que han tenido
cierta influencia en mi vida y que, por su contenido, se mantienen vigentes.
Paco yunque, este hermoso cuento narra la historia de un niño pobre
y provinciano (Paco Yunque) que va a la escuela y en ella es maltratado por otro
niño, Humberto Grieve, quien al tener condiciones económicas favorables podía hacer
lo que quería, con la complicidad del profesor que se siente incapaz de
cautelar el bienestar de todos los niños, independientemente de su condición
social. La injusticia y la marginación retratadas en este texto se mantienen vigentes
en la sociedad actual, con algunos matices y otros espacios.
En el poema Los nueve monstruos, Vallejo nos habla de dolor humano “Y,
desgraciadamente, el dolor crece en el mundo a cada rato, crece a treinta
minutos por segundo, paso a paso, y la naturaleza del dolor, es el dolor dos
veces y la condición del martirio, carnívora, voraz, es el dolor dos veces y la
función de la yerba purísima, el dolor dos veces y el bien de ser, dolernos
doblemente”. Y con una actitud
cuestionadora frente al dolor y la muerte, Vallejo expresa “Jamás, señor ministro de salud, fue la salud más mortal y la migraña
extrajo tanta frente de la frente!”. Pero al final de este poema, Vallejo se repone y hace un llamado a la
acción “¡Ah! desgraciadamente, hombres
humanos, hay, hermanos, muchísimo que hacer…”. Y ahora mismo nos está
diciendo, ya pues, hermanos: quédate en casa que tenemos muchas cosas por hacer
y muchos sueños por hacerse realidad.
En La cena miserable, “Ya nos
hemos sentado mucho a la mesa, con la amargura de un niño que a media noche
llora de hambre, desvelado y cuándo nos veremos con los demás al borde de una
mañana eterna, desayunándonos todos”. Vallejo retrata la miseria de su
tiempo, pero a la vez la incapacidad de tratarnos todos de igual a igual, sin
exclusión. ¿No es acaso lo que ocurre en el Perú de hoy?, una clase política
preocupada por sus asuntos particulares y de grupo, además de frívola, en
desmedro del interés común y el país profundo.
Pero Vallejo, en Trilce LXV va al asunto que me conmueve “Madre, me voy mañana a Santiago, a mojarme
en tu bendición y en tu llanto.”, la relación madre-hijo marcado por el
amor incondicional, fuerte y él lo recuerda en sus días aciagos, de soledad y
de exilio y continúa “Acomodando estoy
mis desengaños y el rosado de llaga de mis falsos trajines” ; pues, la
ausencia de solidaridad y desamor en el mundo que le tocó vivir contrasta con el de su infancia, donde su
madre fue todo para él.
Pero en estos tiempos de
confinamiento por el corona virus el poema Masa
de España aparta de mí este cáliz se
vuelve actual “¡No mueras, te amo
tanto!”; siendo este verso la súplica de tantos hermanos frente al contagio del
COVID-19; pero tal vez la impotencia frente a la muerte el verso continúa “Pero el cadáver, ¡ay! Siguió muriendo!”; pero
al final la esperanza construida sobre la base de la solidaridad hará que todos
podamos salir victoriosos de esta ‘guerra’
“Entonces todos los hombres de la tierra / le rodearon; les vio el cadáver triste,
emocionado; /incorpórese lentamente, /abrazó al primer hombre; echóse a andar…”
y nos incorporaremos y andaremos compartiendo nuestros sueños y esperanzas por
un Perú más humano y solidario.
*Marco Saldaña es docente de la
Institución Educativa Virgen Dolorosa, con estudios en Políticas Educativas y
Desarrollo Regional, Gestión Pública, Innovación Pedagógica y Gestión de
Centros Educativos.
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