Por: Groder Torres Trigozo
Ojalá llegue el tiempo que nos
olvidemos que existe un 8 de marzo para recordar que las mujeres necesitan ser
reivindicadas. Todavía tenemos que denunciar los abusos, la desigualdad y la
falta de oportunidades. Estamos lejos del día en donde no haya nada que
celebrar, nada que reinvidicar. Todavía estamos en una sociedad en donde las
mujeres viven en condiciones desventajosas, violentas y abusivas.
Según El Índice Global de Brechas por Genero, continuarán habiendo
razones para seguir luchando contra la desigualdad por lo menos hasta el año
2095. En estas estadísticas el Perú ocupa el puesto 45 de 142 países analizados
con mayor desigualdad.
Según el Ministerio
de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el año pasado a nivel nacional se
han atendido 50,485 casos de violencia familiar y sexual en los Centros de
Emergencia Mujer (CEM). Solo en el mes de enero 2015, se han atendido 4,720
casos. O sea fueron atendidos 236 casos diarios, 30 casos cada hora. Si usted,
le suma a la gran cantidad de casos que no son denunciados o que están lejos de
la posibilidad que el propio Ministerio los atienda, las cifras con seguridad
se duplican. Entre tanta desgracia, lo
importante es que ahora la violencia se denuncia más que antes, por esta razón
los índices de atención por el ministerio han ido en aumento comparativamente a
los años anteriores.
San Martín es el número 10 de 25
regiones con mayor violencia familiar y sexual. El pasado mes de enero 2015, se
han atendido 186 casos, 9 casos por día. Cifras que no reflejan la realidad.
Seguro que los niveles de violencia son mayores porque no son denunciados por
falta de conocimiento de los derechos o porque existen barreras socioculturales
que consideran el abuso como normal.
Los datos presentados nos hacen ver
que la mujer pertenece a un grupo altamente vulnerable y requiere de
protección. En el último censo nacional, la población femenina del Perú alcanza
la cifra de 13´789,517, lo que equivale al 50.30% de la población total. La
violencia contra la mujer se presenta a todo nivel y en todos los estratos
sociales. En las zonas urbanas las mujeres violentadas son aproximadamente el
42% y las mujeres en zonas rurales el 39%. Por esta razón, los gobiernos de los
últimos 15 años, trabajan con mayor énfasis para que haya igualdad entre
hombres y mujeres. Este año, el gobierno central debe presentar los resultados
del “Plan Nacional Contra la Violencia Hacia la Mujer 2009 – 2015”.
La lucha para eliminar todo tipo
de violencia en contra de la mujer debe ser un esfuerzo de todos. Debe empezar en
casa, continuar en los centros educativos, en la calle, en el trabajo, en la
política. Los medios de comunicación deberían desterrar de una vez las
publicidades sexistas que hacen ver a la mujer objeto de deseo por lo tanto
susceptible de agresión.
Debo terminar recordando a la
mujer del campo que tiene la total responsabilidad de la alimentación y la
educación de los hijos, de los ciudadanos de futuro, que en la mayoría de los
casos el estado deja sola, llevando sobre sus espaldas la gran responsabilidad
del recambio generacional, del desarrollo de las comunidades.
El presente y futuro de nuestros
pueblos, sin duda está en las manos de las mujeres y en el corazón de los
hombres para reconocer que somos absolutamente iguales.
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