Por: Groder Torres
UNA CAMARA, UN SUEÑO...
Por fin, se compra la cámara fotográfica, mis padres viajaron a Tarapoto desde Cuñumbuque. No habían definido sobre el modelo, ni la marca, tampoco sabían de las características de la cámara que necesitaban para usar con fines de negocio. Entre las cámaras profesionales que costaban diez veces sobre el precio de una semi profesional, optaron por la última siguiendo el concejo de la propietaria de una tienda, quién tiempo después sería la braimstorming del negocio.
Con mi hermana ya teníamos cientos de fotos que mamá nos hacia tomar con el único fotógrafo de la localidad y ocasionalmente con otros que nos visitaban desde Tarapoto. La primera foto en la que aparezco es a blanco y negro cuando tenía 7 meses de nacido, en la foto llevo sólo con una pulsera. Ahora mamá a esta foto lo tiene junto a su santo San Martín de Porres, ella dice para que me proteja. Puedo destacar que en la mayoría de las fotos con mi hermana estamos sobre caballos, vacas, rodeados de perros, pavos, gallinas y cerdos. Otros tantos en las fiestas de cumpleaños, familiares y promociones de jardín y escuela. Seguro es que cada foto tiene una historia, una anécdota, una sonrisa y felicidad en la mayoría de los casos.
Pero la foto que más recuerdo es aquella que me tomaron cuando participaba de un desfile. Muy temprano, antes de ir al colegio, mamá me advirtió que me tomarían una foto durante el desfile y que estuviera atento para mirar a la cámara. Grave error! marchar frente al público en una escolta y también mirar a la cámara creo que era demasiado. Lo cierto es que al pasar por el estrado principal, a paso de desfile, empecé a buscar al fotógrafo con la mirada y como no lo ubicaba me desconcentre, salí del paso de desfile y termine fuera de la fila con mi marcha a hacia el público. Él animador tuvo que advertir al público que se moviera para no atropellarlos porque si que iba a paso marcial. Cuando me percate del error tuve que correr para alcanzar mi lugar. Sin embargo, en la foto aparezco bien alineado porque antes que yo me diera cuenta había sido fotografiado.
Al finalizar el día, mis padres llegan de Tarapoto con una cajita color amarilla, ahí estaba la Kodak VR 35. Yo estaba emocionado con el artilugio. Mientras mamá no estaba abrí la caja y me encontré con una negra y brillante cámara fotográfica con olor característico a nuevo. Por aquellos tiempos sólo existían las cámaras con carretes, para cada toma se debía girar la perilla para continuar a la siguiente toma. Esta cámara es de 36 mm. y lleva un flash incorporado, la calidad de las fotos que toma hasta ahora son de muy buena calidad. En ese momento de encuentro con la Kodak empecé a manipularla y de pronto se escapo un suave click, había tomado la primera foto.
Al principio seria papá el que se encargaría del negocio de las fotos. Pero pronto lo dejo porque no tenía el carácter para soportar el acoso de la gente y pararse frente a un desconocido y fotografiarle. Además la mayoría de las fotos tenían errores de fuera de cuadro. Pronto mamá empezó asumir las invitaciones a cumpleaños y fiestas como un trabajo. Al final de los años 80 no hubo acontecimiento en la que ella no estuviera presente. Una vez cuando le pregunte el secreto de su éxito, ella me contesto- “la mayoría de la gente que solicita una foto son mujeres y entre mujeres existe más confianza”. Eso me hace pensar que para las familias las fotos son la evidencia de un momento vivido y es el registro de una imagen que puede evocar un sentimiento, una emoción por lo tanto es confidencial la que sólo una mujer fotógrafa puede guardarlo como un secreto…CONTINUARÁ
UNA CAMARA, UN SUEÑO...
Por fin, se compra la cámara fotográfica, mis padres viajaron a Tarapoto desde Cuñumbuque. No habían definido sobre el modelo, ni la marca, tampoco sabían de las características de la cámara que necesitaban para usar con fines de negocio. Entre las cámaras profesionales que costaban diez veces sobre el precio de una semi profesional, optaron por la última siguiendo el concejo de la propietaria de una tienda, quién tiempo después sería la braimstorming del negocio.
Con mi hermana ya teníamos cientos de fotos que mamá nos hacia tomar con el único fotógrafo de la localidad y ocasionalmente con otros que nos visitaban desde Tarapoto. La primera foto en la que aparezco es a blanco y negro cuando tenía 7 meses de nacido, en la foto llevo sólo con una pulsera. Ahora mamá a esta foto lo tiene junto a su santo San Martín de Porres, ella dice para que me proteja. Puedo destacar que en la mayoría de las fotos con mi hermana estamos sobre caballos, vacas, rodeados de perros, pavos, gallinas y cerdos. Otros tantos en las fiestas de cumpleaños, familiares y promociones de jardín y escuela. Seguro es que cada foto tiene una historia, una anécdota, una sonrisa y felicidad en la mayoría de los casos.
Pero la foto que más recuerdo es aquella que me tomaron cuando participaba de un desfile. Muy temprano, antes de ir al colegio, mamá me advirtió que me tomarían una foto durante el desfile y que estuviera atento para mirar a la cámara. Grave error! marchar frente al público en una escolta y también mirar a la cámara creo que era demasiado. Lo cierto es que al pasar por el estrado principal, a paso de desfile, empecé a buscar al fotógrafo con la mirada y como no lo ubicaba me desconcentre, salí del paso de desfile y termine fuera de la fila con mi marcha a hacia el público. Él animador tuvo que advertir al público que se moviera para no atropellarlos porque si que iba a paso marcial. Cuando me percate del error tuve que correr para alcanzar mi lugar. Sin embargo, en la foto aparezco bien alineado porque antes que yo me diera cuenta había sido fotografiado.
Al finalizar el día, mis padres llegan de Tarapoto con una cajita color amarilla, ahí estaba la Kodak VR 35. Yo estaba emocionado con el artilugio. Mientras mamá no estaba abrí la caja y me encontré con una negra y brillante cámara fotográfica con olor característico a nuevo. Por aquellos tiempos sólo existían las cámaras con carretes, para cada toma se debía girar la perilla para continuar a la siguiente toma. Esta cámara es de 36 mm. y lleva un flash incorporado, la calidad de las fotos que toma hasta ahora son de muy buena calidad. En ese momento de encuentro con la Kodak empecé a manipularla y de pronto se escapo un suave click, había tomado la primera foto.
Al principio seria papá el que se encargaría del negocio de las fotos. Pero pronto lo dejo porque no tenía el carácter para soportar el acoso de la gente y pararse frente a un desconocido y fotografiarle. Además la mayoría de las fotos tenían errores de fuera de cuadro. Pronto mamá empezó asumir las invitaciones a cumpleaños y fiestas como un trabajo. Al final de los años 80 no hubo acontecimiento en la que ella no estuviera presente. Una vez cuando le pregunte el secreto de su éxito, ella me contesto- “la mayoría de la gente que solicita una foto son mujeres y entre mujeres existe más confianza”. Eso me hace pensar que para las familias las fotos son la evidencia de un momento vivido y es el registro de una imagen que puede evocar un sentimiento, una emoción por lo tanto es confidencial la que sólo una mujer fotógrafa puede guardarlo como un secreto…CONTINUARÁ
2 comentarios:
Groder, una historia familiar intersante y que mejor algo que hayas vivido. Pero creo que a parte de transmitir las características de la cámara y decisiones familiares. Sería conveniente que menciones, emociones, estrategias del servicio, anécdotas de más alegría y quizás de errores en las tomás de fotos.
Felicito tu afán y tus inicios de "escritor", dale fuerte. Espero que mis críticas no te desanimen, sino mas bien tomarlo como una oportunidad de mejora.
Groder la verdad es que te felicito por la historia contada los de los chamas donde mencionas los nombres de los tios muy queridos y respetados como el tio Reinaldo,don Octabio y todos los demas mencionados en tu relato la verdad a la distancia es volver a esa infancia cuando corriamos ¡por esas callescuñumbuquinas, y cuando escuchava tocar a don Octavio y su trio,me hace recordar mi epoca de colegial de los años 83 al 97 donde haciamos mucica en el colegio,la verdad te felicito.soy Rosendo muñoz hijo de Manuel Muñoz un cuñumbuquino mas
exzitos en tus propositos .
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