La Pesca del Narco.
Por Groder Torres T.
Se hacía de noche, con un pequeño
grupo de vecinos, jugábamos los últimos minutos de la “peloteada”. Como de
costumbre, en las tardes nos reuníamos en la parte baja del fundo, cerca al
riachuelo, en donde los vecinos del sector habían construido una cancha de
fulbito; este tenía el césped de pasto natural y podado al ras por varios caballos que ahí se alimentaban.
La cancha era ideal para jugar la
peloteada, era casi fulbito porque jugábamos los mismos siempre 4 a cada lado. Estábamos
por terminar cuando esa tarde vimos como una columna de hombres vestidos
militarmente, armados con fusiles y cargados con grandes mochilas se acercaban
por el pequeño camino que conectaba la comunidad de Pampa Hermosa con la vía principal
que llevaba a Cuñumbuque.
Nosotros detuvimos el partido de
fulbito para presenciar el paso aligerado de los guerrilleros, ninguno decíamos
nada, sólo mirábamos; tampoco ellos decían nada. Muchos parecían muy cansados y
pude apreciar que entre ellos había 2 mujeres, al igual que todos, cargaban su
armamento y mochila. Supe diferenciar que se trataban de guerrilleros y no de
soldados porque la mayoría llevaba pelo largo, algunos tenían la barba crecida
y muchos llevaban puestos botas de jebe marca “Venus”, era unas botas muy
livianas, ideal para caminos embarrados por las lluvias en trayectos largos. Sólo
se podía conseguir de contrabando porque las fabricaban en Ecuador. Por esta
razón, en aquel tiempo, quien llevaba esas botas era posiblemente un “terruco”
o tenía vínculos.
Los vecinos del lugar al escuchar los
pasos y el sonido de los pertechos militares que hacían los hombres al caminar
se acercaron a la cancha de fulbito disimulando vernos jugar para presenciar el
paso de al menos 80 guerrilleros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru –MRTA,
quienes se desplazaron rápidamente perdiéndose camino arriba hacia unas
comunidades que quedaban a varios kilómetros; en esos años, estas comunidades
eran conocidas por concentrar guerrilleros.
Al regresar a casa encontré a mis
padres comentando sobre el paso de los terroristas. Decían… “dice que están
yendo a Bagazán, así ha comentado el
German…vienen desde Saposoa, luego pasarán a Moyobamba…creo que tienen planeado
tomar Moyo”. Era el inicio de los años 90 y la región vivía en guerra, por las
noticias se conocía que habían enfrentamientos y pueblos que eran tomados por
asalto por terroristas o por el ejército. No estábamos todavía acostumbrados al
contacto con terroristas en campaña; por eso mi papá me aconsejo que no les
tuviera miedo porque no iban hacernos nada y que nunca corriera por su
presencia.
Mi pequeño
pueblo, ubicada a orillas del río Mayo, rodeada de verdes colinas con pastos
que sirven de alimento a los ganados que la gente cría con orgullo, en esos
años estaba unida solo por una trocha carrozable con la ciudad de Tarapoto, a
una distancia de 18 km (50 minutos en camioneta) era la salida obligada por
este tramo de los pobladores de los extensos valles del Sisa. Entiendo que por
esta razón el Ejercito hacia pocos meses que había instalado una base militar
en una casa junto al puente que cruza el río Mayo para retener el despliegue de
las fuerzas del terrorismo por otras zonas. Mi pueblo había sido tomado por los
soldados, y sólo a 1.5 Km. los terroristas se desplazaban tranquilamente para ir
hacia Moyobamba con la finalidad de tomar la ciudad; casi todas las ciudades y
pueblos de la región los terroristas tenían militantes y mi pueblo no era la
excepción...continuará
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